2015-09-20

Artículo: El pasado decepciona menos que el futuro o para ser feliz no estimes lo que vendrá

Los lectores toleramos mejor las precuelas que las secuelas. Con esta frase que nace en medio de la escritura de una reseña he desarrollado este artículo, que pretende dar forma al porque de este pensamiento. 

Esto tiene raíces  en la psicología sobre la esperanza en las expectativas del lector sobre el futuro. Los lectores elucubramos sobre posibles evoluciones al final de una narración; nos estimula teorizar sobre la evolución de cualquier libro más allá de la última página escrita. ¿Qué sucedió luego?  ¿Consiguió la protagonista olvidar su dolor? Y llevados al extremo: ¿Vivieron felizmente?. 

Además si el escritor deja puertas abiertas y no cierra toda la historia con aclaraciones sobre dicho futuro (algo que todo escritor debería evitar), la imaginación del lector puede ser desbordante llenando los escenarios evocados que pueden ser infinitos. 

El proceso mismo de la elucubración permite disfrutar una novela después de su lectura solo imaginando alternativas y sus consecuencias ramificando opciones sobre posibles futuros. Surge de ahí incluso toda una disciplina sociológica de la especulación que en grandes series y sagas puede llegar a generar pasiones e intensos debates, corrientes de opinión de como será el siguiente libro y si las teorías que cada cual propone se harán realidad. Todo se convierte en un juego especulativo, exagerado y caricaturesco del porvenir. Llevados por la pasión del fan ante cualquier brizna de información diluida en algún oscuro párrafo. Los fan pueden generar bandos y 'corrientes' de opinión, todo un entretenimiento sobre algo tan insustancial como intentar predecir el pensamiento del autor para una siguiente entrega. Y es un 'casi' porque al final alguien acertará el escenario previsto en la mente del autor. Sin ser consciente que el asno tocó una nota correcta por casualidad no por una metódica deducción repetible.  Pero esta distracción pos-lectura tiene un contrapuesto. Ante cada nueva entrega de una serie se va sufriendo la perdida de la expectativa deseada y por tanto es inevitable desde la perplejidad de una continuación inesperada, absurda incluso para lo que el lector tenía en mente o incluso llevando a la absoluta desesperación, incluida la desconexión de la serie  por un lector despechado. De ahí surgen desde los inevitables corolarios..."de nunca segunda partes fueron buenas" o la negación de dicho secuela en el imaginario colectivo de algunos fans, además de una cantidad de escandalizados y enfurecidos seguidores defraudados. 

Adrian van Leen
Existe pues un posible principio sobre la generación de universos y series de libros ambientados en ellos. El principio rezaría así:  El autor siempre le será más fácil llegar y satisfacer al lector desde la precuela que desde la continuación.

Esto puede parecer incluso poco intuitivo, incluso podríamos pensar que una precuela es mucho más esclava para el autor que una secuela. Mi opinión es que sucede todo lo contrario. Tanto desde la visión de la poca perdida de expectativas del lector como desde la dificultad de crear una historia que debe acabar de una manera muy concreta para que pueda encajar con el libro posterior según el cronograma narrativo. 
Esto sucede porque una precuela contiene una verdad inalterable: todos sabemos como va a continuar y no es comparable al recurso literario del flashback (técnica por la cual en una misma narración el tiempo no es secuencial y se altera el orden de lo explicado permitiendo establecer contexto, pretexto y causalidad pero no conclusiones). Con el flashback podría apuntalarse alguna evidencia del final pero son muy concretas por que no tiene sentido en global sobre el libro como una historia cerrada y conclusa. Mientras una precuela tiene una continuación concreta e inevitable, no hay sorpresas y por tanto el futuro sigue pendiente realmente porque no acaba en la precuela sino en la novela original.  Aún no sea roto el imaginario del lector aún es posible el futuro esperado. El lector aún mantiene la esperanza de su estimación. Por tanto siempre sera más permisivo con la precuela que con la secuela.

Para el escritor escribir una precuela que de pie a dicha continuación no es tan complejo como la de escribir una secuela. El fracaso se cierne más sobre el futuro, la exigencia pues es superior en el futuro. En ambos casos las soluciones son infinitas. En la precuela se permite una libertad creativa mucho más alta que la secuela porque el origen aunque tiene un dominio igual de infinito que la secuela, no puede romper la espectativa futura. El lector soportará mejor una precuela porque no esta estimada. Es una condición muy humana; es una característica de nuestra mente lógica que ha evolucionado en los seres humanos para preocuparse por el futuro mucho más que por el análisis del pasado.

Para sobrevivir se necesita estimar el futuro, mucho más que el pasado.
El pasado no garantiza la supervivencia futura, estimar el futuro si.

Seguramente pocas veces el lector se pregunta como se llego y desde donde partió una historia para llevarla hasta una situación inicial de una narración. Le interesa mucho más lo que puede suceder luego. En conclusión la expectativa sobre el futuro es siempre muy superior que sobre la expectativa del pasado.  Estamos predispuestos a aceptar mejor una precuela que una secuela que puede no ajustarse a lo esperado. 

Cualquier libro que se define como una precuela tiene además una consecuencia añadida sobre el lector:  el hilvanado con la secuela, que no tiene que ser tan evidente y claro como puede ser la secuela y por tanto permite disfrutar la novela desde la perspectiva del lector omnisciente que sabe a ciencia cierta las consecuencias de los actos narrados en la precuela, sabe perfectamente lo que provocará al final toda una narración posterior. El lector acostumbra a leerlo con la oportunidad de sentirse clarividente y seguro porque no hay en el fondo realmente sorpresas ya que todo lo sucedido debe llevar irremediablemente a la narración posterior. 

Mientras que en las secuelas todo es mucho más estresante e incierto, las precuelas aseguran un final inexorable. 



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