Tremenda la entrevista realizada a Eric Schimdt el CEO de Google en el Wall Street Journal lleno de perlas para vislumbrar el futuro a medio plazo sobre la seguridad y la definición de la entidad real con respecto al actual entorno virtual donde aposentamos parte de nuestra vida social.
Estos tipos, de inmenso poder y acceso a conocimiento, se permiten especular con solidez sobre el futuro; hemos de suponer que sustentados con mucha información de calidad de los gabinetes de estudio de las empresas por las que trabajan.
Partiendo de que Google debe y está obligada a detectar tendencias de futuro para no perder su privilegiado puesto de liderazgo en su sector, sus opiniones son para tenerlas en cuenta.
Eric nos da ciertas pautas sobre nuestro futuro que son realmente interesantes.
Nos habla de fenómenos muy maduros que actualmente ya se pueden detectar pero que no forman parte aún del sustrato de conocimiento colectivo general de la sociedad y de sus implicaciones a largo plazo. Por ejemplo la definición de nuestra identidad en la red está muy ligada a nuestra entidad real; este binomio está entrelazado y muy acoplado y surge como respuesta al oscurantismo anterior y falsa privacidad vestida de pudor y normativas sociales obsoletas de la era industrial. Hoy la identidad se sustentan también con la tecnología actual de la red social para dar soporte a un modelo de filosofía vital de transparencia y total visibilidad de la personalidad y la no ocultación de rasgos que pueden ser un nido de problemas dentro del proceso de maduración personal de enormes implicaciones y generar un lastre que se autoalimente constantemente.
La no separación de nuestra entidad real de nuestra entidad virtual, convierte cada minuto de nuestra vida en un elemento enjuiciable y en una pesada carga para nuestras opciones en cada selección o valoración de riesgo en que participamos... cuando se quiere acceder a un puesto de trabajo por poner un ejemplo.
Hoy están surgiendo un nuevo conjunto de profesionales de los recursos humanos que no requieren de conocer el sujeto con una entrevista para saber si es idóneo para un puesto de trabajo. En esta sociedad, donde cada evento generado por nosotros mismos o por nuestra red social nos etiqueta continuamente y esta sujeta a análisis, es fácil conseguir toda la información sobre un sujeto, afiliación política, estado sentimental, formación real, hobbies; o temas más delicados como problemas de conducta social o salud; nada se puede esconder de un equipo de profesionales que pueden diseccionar a un sujeto solamente moviéndose por la red.
No nos podemos esconder de nuestras miserias y de nuestro srasgos que más queremos disfrazar porque la privacidad está provista de connotaciones que hacen imposible aislar y minimizar nuestra relación entre las dos entidades, la virtual y la real. Por otro lado la necesidad de vendernos como un producto atractivo hace que no podamos renunciar a dicha visibilidad. Estoy convencido que la no visibilidad ya no genera mayores opciones, ante una masa crítica de personas visibles y disponibles, compitiendo por lo mismo, ya no mejora nuestras expectativas y opciones a un puesto de trabajo estar sujeto a una privacidad de nuestra entidad digital que además puede añadir errores a los seleccionadores disponiendo de una información parcial porque no existe la privacidad total, siempre se encuentra algún dato.
Si no eres visible no interesas a nadie porque no eres medible y por tanto generas un riesgo que nadie quiere asumir; como el mercado de la privacidad tiende a cero, el comprador de trabajo sólo necesita encontrar el mejor producto dentro de los elementos visibles de la oferta. Por tanto existe una paradoja que no es posible solucionar. No podemos renunciar a una privacidad para no ser excesivamente oscuros y por tanto poco atractivos y generar errores de percepción por estar sujetos una información parcial (Si solo nos encuentran en una foto de un amigo que nos ha etiquetado con una borrachera en la red, eso no quiere decir que dediquemos nuestra vida a los dulces brazos de Baco continuamente pero es la percepción que puede quedar, por tanto el intento de privacidad nos puede conducir a una definición de nuestra oferta errónea y por tanto desfavorable). Que tengamos una entidad digital con una nula privacidad nos lleva a no poder manipular la percepción que generamos a nuestro favor como mejor oferta disponible, porque la información es de tal magnitud que no se puede esconder ningún rasgo de personalidad que sea interesante no hacer visible.
Hemos puesto como ejemplo la búsqueda de trabajo pero existen muchos elementos que nos condicionan por nuestra entidad digital, la contratación de un seguro médico puede verse afectado en la prima a pagar en función del tipo de actividades que realizamos y que son visibles en nuestra entidad virtual, nuestro tren de vida puede ser más significativo que un análisis de sangre.
También en la relación de parejas que permiten a cada parte encontrar elementos que nos convierten en buenas o malas elecciones. Nuestro comportamiento en anteriores relaciones puede condicionar nuestras opciones futuras.
Evidentemente no todo son malas noticias por un lado toda la información es subjetiva, humana y por tanto directamente desinformable, contradictoria e incoherente.
¿Se puede conseguir llegar a un estado límbico de total contradicción que nos lleve a una percepción de nula privacidad pero indeterminable?. Lo podemos llamar un estado de nula conclusión o conclusión positivista si queremos darle tendencia. Seguramente se puede conseguir pero lo dudo, hay que ser un puto genio para conseguir manipular información y introducir nuevos datos de tal manera que podamos minimizar una tendencia actual de nuestro perfil virtual y tender a la nula conclusión o a una conclusión positivista... a no ser que existan profesionales que puedan realizar este trabajo por nosotros.
¿Nuevos nichos de mercado para nuevas empresas? Por ejemplo la SuicideMachine que se limita a borrar perfiles enteros en algunos sitios sociales pero que no deja de ser un burdo sistema, aún muy lejos de un limpiado general, e insisto, lo importante no es borrar sino manipular, disimular y potenciar nuestras virtudes respecto a nuestros peores rasgos y bajezas. Mucho más interesante me parece Identidad Legítima que realizando este artículo he descubierto y que creo comparte muchas de las tesis planteadas aquí. Negocio que irá creciendo a medida que necesitemos maquillar nuestra identidad real a través de nuestra identidad virtual y potenciar los elementos que nos califican como buenas opciones para un seleccionador.
Y como no solamente hablamos de personas el mismo efecto se tiene con las marcas, empresas o entidades de todo tipo. Funcionando igual que una persona física. Cualquier entidad que tenga el binomio real y virtual tendrá los mismo problemas para esconder un pasado truculento, un negocio turbio, etc. Aunque pueden disponer de enormes recursos para conseguir llegar a un estado de nula conclusión o positivista no es sencillo porque el impacto y la información que genera es proporcionalmente muy superior a un individuo físico, por tanto hay mucho más a controlar y manipular.
Un ejemplo sencillo, alguien se ha planteado como serán los futuros líderes de políticos, o de cualquier persona que salte de golpe al escrutinio público. Serán pasto de disección hasta límites inconcebibles... nos encontraremos que en 3 de primaria el futuro líder del partido conservador de turno le bajo las bragas a su profesora. Y solamente porque la profesora lo puso en el FaceBook y lo etiqueto con el nombre del niño, molesta o irónica y explicándolo a sus amigos con una normalidad que sin darse cuenta encasillará al individuo ahora un desconocido pero futurible líder.
Cada persona tendrá que soportar la carga de sus errores, en el mundo digital no existe la redención ni el olvido. Aunque borremos el perfil en FaceBook no podremos esperar que se borren los perfiles de todo el mundo con los que has estado en contacto. ni las copias de seguridad de ese perfil. Aunque cambies de nombre, que es lo que predice Eric Schimdt, siempre existirán forma de correlacionar antiguos nombre con los nuevos, no creo que sea factible ni posible romper con nuestro pasado. Y no nos engañemos, todo lo que se escribe y se pública en la red no tiene vuelta atrás. Eric dice que no somos conscientes de lo que implica la red en la identificación yo creo que si pero no queremos darnos cuenta aún. Nos gusta demasiado el nuevo juguete para realizar una relectura necesaria a sus implicaciones a medio plazo y gestionar el desorden y la eclosión de la información descontrolada. Creo que la sociedad en su conjunto destilará inicialmente un grave problema que lo viviremos de forma próxima pero que encontrará los resortes necesarios para solventar el dilema más adelante; siempre lo hace, ante cada nueva paradigma social siempre surge una nueva solución social.
El río se desborda y el gran hermano vigila pero surgirán métodos para llegar a la nula conclusión o conclusión positivista para el seleccionador, así nuestros escarceos con el lado salvaje de la vida se mantendran como siempre debieron estar, ocultos en nuestro memoria y en nuestra esfera privada.
Estos tipos, de inmenso poder y acceso a conocimiento, se permiten especular con solidez sobre el futuro; hemos de suponer que sustentados con mucha información de calidad de los gabinetes de estudio de las empresas por las que trabajan.
Partiendo de que Google debe y está obligada a detectar tendencias de futuro para no perder su privilegiado puesto de liderazgo en su sector, sus opiniones son para tenerlas en cuenta.
Eric nos da ciertas pautas sobre nuestro futuro que son realmente interesantes.
Nos habla de fenómenos muy maduros que actualmente ya se pueden detectar pero que no forman parte aún del sustrato de conocimiento colectivo general de la sociedad y de sus implicaciones a largo plazo. Por ejemplo la definición de nuestra identidad en la red está muy ligada a nuestra entidad real; este binomio está entrelazado y muy acoplado y surge como respuesta al oscurantismo anterior y falsa privacidad vestida de pudor y normativas sociales obsoletas de la era industrial. Hoy la identidad se sustentan también con la tecnología actual de la red social para dar soporte a un modelo de filosofía vital de transparencia y total visibilidad de la personalidad y la no ocultación de rasgos que pueden ser un nido de problemas dentro del proceso de maduración personal de enormes implicaciones y generar un lastre que se autoalimente constantemente.
La no separación de nuestra entidad real de nuestra entidad virtual, convierte cada minuto de nuestra vida en un elemento enjuiciable y en una pesada carga para nuestras opciones en cada selección o valoración de riesgo en que participamos... cuando se quiere acceder a un puesto de trabajo por poner un ejemplo.
Hoy están surgiendo un nuevo conjunto de profesionales de los recursos humanos que no requieren de conocer el sujeto con una entrevista para saber si es idóneo para un puesto de trabajo. En esta sociedad, donde cada evento generado por nosotros mismos o por nuestra red social nos etiqueta continuamente y esta sujeta a análisis, es fácil conseguir toda la información sobre un sujeto, afiliación política, estado sentimental, formación real, hobbies; o temas más delicados como problemas de conducta social o salud; nada se puede esconder de un equipo de profesionales que pueden diseccionar a un sujeto solamente moviéndose por la red.
No nos podemos esconder de nuestras miserias y de nuestro srasgos que más queremos disfrazar porque la privacidad está provista de connotaciones que hacen imposible aislar y minimizar nuestra relación entre las dos entidades, la virtual y la real. Por otro lado la necesidad de vendernos como un producto atractivo hace que no podamos renunciar a dicha visibilidad. Estoy convencido que la no visibilidad ya no genera mayores opciones, ante una masa crítica de personas visibles y disponibles, compitiendo por lo mismo, ya no mejora nuestras expectativas y opciones a un puesto de trabajo estar sujeto a una privacidad de nuestra entidad digital que además puede añadir errores a los seleccionadores disponiendo de una información parcial porque no existe la privacidad total, siempre se encuentra algún dato.
Si no eres visible no interesas a nadie porque no eres medible y por tanto generas un riesgo que nadie quiere asumir; como el mercado de la privacidad tiende a cero, el comprador de trabajo sólo necesita encontrar el mejor producto dentro de los elementos visibles de la oferta. Por tanto existe una paradoja que no es posible solucionar. No podemos renunciar a una privacidad para no ser excesivamente oscuros y por tanto poco atractivos y generar errores de percepción por estar sujetos una información parcial (Si solo nos encuentran en una foto de un amigo que nos ha etiquetado con una borrachera en la red, eso no quiere decir que dediquemos nuestra vida a los dulces brazos de Baco continuamente pero es la percepción que puede quedar, por tanto el intento de privacidad nos puede conducir a una definición de nuestra oferta errónea y por tanto desfavorable). Que tengamos una entidad digital con una nula privacidad nos lleva a no poder manipular la percepción que generamos a nuestro favor como mejor oferta disponible, porque la información es de tal magnitud que no se puede esconder ningún rasgo de personalidad que sea interesante no hacer visible.
Hemos puesto como ejemplo la búsqueda de trabajo pero existen muchos elementos que nos condicionan por nuestra entidad digital, la contratación de un seguro médico puede verse afectado en la prima a pagar en función del tipo de actividades que realizamos y que son visibles en nuestra entidad virtual, nuestro tren de vida puede ser más significativo que un análisis de sangre.
También en la relación de parejas que permiten a cada parte encontrar elementos que nos convierten en buenas o malas elecciones. Nuestro comportamiento en anteriores relaciones puede condicionar nuestras opciones futuras.
Evidentemente no todo son malas noticias por un lado toda la información es subjetiva, humana y por tanto directamente desinformable, contradictoria e incoherente.
¿Se puede conseguir llegar a un estado límbico de total contradicción que nos lleve a una percepción de nula privacidad pero indeterminable?. Lo podemos llamar un estado de nula conclusión o conclusión positivista si queremos darle tendencia. Seguramente se puede conseguir pero lo dudo, hay que ser un puto genio para conseguir manipular información y introducir nuevos datos de tal manera que podamos minimizar una tendencia actual de nuestro perfil virtual y tender a la nula conclusión o a una conclusión positivista... a no ser que existan profesionales que puedan realizar este trabajo por nosotros.
¿Nuevos nichos de mercado para nuevas empresas? Por ejemplo la SuicideMachine que se limita a borrar perfiles enteros en algunos sitios sociales pero que no deja de ser un burdo sistema, aún muy lejos de un limpiado general, e insisto, lo importante no es borrar sino manipular, disimular y potenciar nuestras virtudes respecto a nuestros peores rasgos y bajezas. Mucho más interesante me parece Identidad Legítima que realizando este artículo he descubierto y que creo comparte muchas de las tesis planteadas aquí. Negocio que irá creciendo a medida que necesitemos maquillar nuestra identidad real a través de nuestra identidad virtual y potenciar los elementos que nos califican como buenas opciones para un seleccionador.
Y como no solamente hablamos de personas el mismo efecto se tiene con las marcas, empresas o entidades de todo tipo. Funcionando igual que una persona física. Cualquier entidad que tenga el binomio real y virtual tendrá los mismo problemas para esconder un pasado truculento, un negocio turbio, etc. Aunque pueden disponer de enormes recursos para conseguir llegar a un estado de nula conclusión o positivista no es sencillo porque el impacto y la información que genera es proporcionalmente muy superior a un individuo físico, por tanto hay mucho más a controlar y manipular.
Un ejemplo sencillo, alguien se ha planteado como serán los futuros líderes de políticos, o de cualquier persona que salte de golpe al escrutinio público. Serán pasto de disección hasta límites inconcebibles... nos encontraremos que en 3 de primaria el futuro líder del partido conservador de turno le bajo las bragas a su profesora. Y solamente porque la profesora lo puso en el FaceBook y lo etiqueto con el nombre del niño, molesta o irónica y explicándolo a sus amigos con una normalidad que sin darse cuenta encasillará al individuo ahora un desconocido pero futurible líder.
Cada persona tendrá que soportar la carga de sus errores, en el mundo digital no existe la redención ni el olvido. Aunque borremos el perfil en FaceBook no podremos esperar que se borren los perfiles de todo el mundo con los que has estado en contacto. ni las copias de seguridad de ese perfil. Aunque cambies de nombre, que es lo que predice Eric Schimdt, siempre existirán forma de correlacionar antiguos nombre con los nuevos, no creo que sea factible ni posible romper con nuestro pasado. Y no nos engañemos, todo lo que se escribe y se pública en la red no tiene vuelta atrás. Eric dice que no somos conscientes de lo que implica la red en la identificación yo creo que si pero no queremos darnos cuenta aún. Nos gusta demasiado el nuevo juguete para realizar una relectura necesaria a sus implicaciones a medio plazo y gestionar el desorden y la eclosión de la información descontrolada. Creo que la sociedad en su conjunto destilará inicialmente un grave problema que lo viviremos de forma próxima pero que encontrará los resortes necesarios para solventar el dilema más adelante; siempre lo hace, ante cada nueva paradigma social siempre surge una nueva solución social.
El río se desborda y el gran hermano vigila pero surgirán métodos para llegar a la nula conclusión o conclusión positivista para el seleccionador, así nuestros escarceos con el lado salvaje de la vida se mantendran como siempre debieron estar, ocultos en nuestro memoria y en nuestra esfera privada.
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