Habitualmente declino la invitación por mi incapacidad de ser constante y también por cierto vértigo de participar como uno más entre tantos reconocidos comentaristas, escritores y críticos se me hace muy cuesta arriba siempre me quedaré muy por detrás; en el Sitio existen verdaderos maestros del género que después de 30 años leyendo libros me doy cuenta de lo mucho que me falta y me gustaría leer. Para mi hay mucho respeto ante todo esto, seguramente es muy freak pero normalmente en estas comunidades es donde se encuentra gente con valores de respeto, debate hay pocos trolls y mucho mucho conocimiento disponible. A parte de lo que escribimos hoy perdurará mucho más en el tiempo que en el ayer en papel. Hoy, que todo es intangible y parece escaparse de las manos, es cuando más futuro y seguridad hay de perduración. Todo se guarda y se replica infinidad de veces.
Francisco siempre nos marca un tema más o menos claro para abordar pero nos da total libertad de desarrollo. Igual que la ciencia ficción que tiene fronteras más o menos claras pero se expande por dentro, como el universo en todas las direcciones, pero sin salirse del contexto. El ámbito es ancho para poder decir muchas cosas.
Repasando mi trayectoria de colaboración con este artículo, o columna de opinión, he descubierto que este es el décimo año, a lo tonto, que Francisco ha tenido a bien de seleccionar algunos artículos y críticas de Enclavepublica para incorporarlas al Sitio de Cienci-Ficción. 10 años en la que mirando atrás he visto mucho trabajo, muchos conocidos, contactos y algún buen amigo que nos hemos encontrado por el camino, todo es agradecimiento eterno a lectores y comentaristas. Enclavepublica no nació con ningún interés de renombre ni de llegar a nadie. Nació para guardar mi memoria y mis lecturas de un cerebro que olvida mucho y que continuamente vuelvo a llenar. De ahí el nombre porque no es más que un enclave un punto de apertura de mi vida lectora hacía cualquiera que lo pueda aprovechar. ¿Porqué no hacerlo público y compartirlo ? Enclavepublica es a la vez un término habitual de mi profesión profesional. Se utiliza como un término en claves asimétricas en algoritmos de encriptación. Contiene pues dos guiños que se complementan.
El blog no me obliga y me divierte, no me esclaviza... mucho aunque cuando llevo algunas semanas sin publicar alguna reseña o artículo me entra un gusanillo una cierta ansiedad de estar ahí mientras pueda. Perder algunas horas de sueño y crear algo muy complementario a mi día a día profesional y familiar me completa.
Y al final me conformo con una única cosa y creo que lo he logrado a veces. Desmitificar mucho el género, acercarlo a mucha gente que nunca leyó ciencia ficción y verlo como lo que es: un género imprescindible, maduro, muy adulto y probablemente el género que define nuestro s. XX . El siglo actual será de otros géneros pero el s.XX fue el de la ciencia ficción y con el tiempo, no me cabe duda alguna, será de los más relevantes y reconocidos.
Y esta vez, a la Decimoséptima firma, la décima solicitud, me ha parecido que tenía algo que aportar y rendimer a la perseverancia. Y en esta entrada encontrareis la replica, el clon, la copia de la que encontrareis en el Sitio.
Donde esta el futuro de que nos habló la ciencia ficción y no llego ... ¿o si ?:
Olvidando el futuro
No existe una corriente en la ciencia-ficción ni novelas concretas que haya pronosticado un futuro con un cierto éxito de acierto. Puntualmente el asno también hace sonar la flauta alguna vez pero en general el éxito es insignificante y no se puede valorar como una componente primordial de lo que debe conseguir la ciencia-ficción. Y menos esperar que ese futuro sea cándido y maravilloso.
A medida que el género ha ido absorbiendo mares de tiempo. La realidad ha ido triturando libros que proyectaban posibles futuros. La ciencia-ficción ha caído en pequeños y grandes errores sobre el futuro, sus aseveraciones han caído en desgracia y en limitadísimas percepciones. Con visiones y profecías proyectadas y con pequeños éxitos poco relevantes y tangenciales.
Y la verdad, me parece de lo más normal.
Intentar pensar que la ciencia-ficción tendrá alguna posibilidad de acertar es como esperar acertar a la lotería tres veces seguidas. La prueba del error perpetuo de la ciencia-ficción es la diferencia que se percibe entre una novela de ciencia-ficción actual que leemos con esa proyección de un futuro posible en la mente; la ciencia-ficción ha gustado por que tiene la capacidad de inspirarnos y nos permite hacer volar la imaginación con las posibilidades aún más o menos intactas de lo que el autor nos quiere transmitir sobre ese futuro; muy diferentes de las sensaciones que nos producen una novela de ciencia-ficción de cierta edad.
¿Parece posible adivinar el futuro viendo nuestro actual presente? Pues casi que no. Un análisis de cualquier lector experimentado con algún centenar de libros de ciencia-ficción leídos, te dirá que el ratio de aciertos es muy bajo. Cojan una novela de ciencia-ficción con cinco décadas de vida, medio siglo de futuro hecho presente y... vualá, si se mira con intención de hacer dicho análisis; todo parece desencajado hasta cierto punto inocente, insustancial, incorrecto, impreciso inverosímil con la realidad actual y totalmente desenfocado.
La ciencia-ficción es un género literario y punto. Nunca ha tenido, ni debería tener, la obligación de proyectar mayor o menor acierto que cualquier otro libro de análisis del futuro; hablando de lo que pasará en una década por delante o eones de tiempo después.
La ciencia-ficción nos permite atisbar pequeños eslabones de lo que puede venir pero siempre esta emborronado e incompleto. Esta incompletitud, ese desajuste congénito es lo más difícil de superar en una novela de ciencia-ficción y pretender llegar a construir una novela completa en todos sus aspectos de futuro es una quimera. El mundo es demasiado complejo para proyectarlo bien en una novela. Trabajo duro y muy difícil para la ciencia-ficción si fuera una exigencia solicitada.
La ciencia-ficción tiene que construir una novela entretenida, interesante y con calidad literaria. Además tiene que alterar las reglas vigentes y esa rotura de las reglas, de la realidad actual, nos lleva a una cadena de causas y efectos imposibles de prever. De piezas de dominó que caen en muchas direcciones y que se entrecruzan en una infinidad de efectos mariposa que alterarían tanto la realidad esperada que difícilmente un escritor podría aislarse de su propio presente. Y al final el objetivo primigenio de la novela es entretener y explicar una historia no hacer de Nostradamus.
En su momento, en los albores de la ciencia-ficción como tal a principios del siglo XX, era más aceptable para el lector suponer futuros, hoy nuestro ritmo de cambio y aceleración, social y tecnológica también nos aleja de esa aceptación del futuro imaginado, todo va demasiado deprisa. El lector de la primera época del género quería una ciencia-ficción que solo pretendía cubrir un vacío que había generado su realidad presente. La desaparición de un mundo sin fronteras. Su mundo ya empezaba a ser demasiado pequeño y demasiado conocido para poder tener algún misterio por descubrir, algún elemento de aventura, de riesgo y de desconocimiento por llenar.
Al final se deduce que la ciencia-ficción es una reacción a un contexto social. Una reacción social a una inquietud de las personas aventureras. Gente que no quería vivir en un mundo sin fronteras y sin nada por descubrir, sino que deseaban tener la oportunidad que tuvieron sus antepasados para pensar como tales. Que más allá de los mares, existía un mundo lleno de sirenas, krakens, monstruos imposibles, riquezas y territorios por explorar. Y existe gente que sigue buscando eso en la literatura, en el cine y en cualquier expresión artística. Así que esa ciencia-ficción minimalista prometía lo mismo que los libros de Simbad, de Las mil y una noches de Tierra de Hombres de Viajes de Marco Polo o de la Odisea de Homero. Fronteras para cruzar.
Sociedades perfectas, mundos éticamente perfectos, inmortales, felicidad en algunos casos sin igual, maravillas imposibles, amazonas, cíclopes y dorados con ciudades hechas de oro. En esos tiempos antiguos el mundo era tan grande que nos rodeábamos de misterios de fronteras no pisadas y desconocidas. Atrayéndonos para ser holladas y donde la imaginación tenía un lugar donde desplegarse. Era misterio en su presente.
Siempre existe una búsqueda de la perfección en toda necesidad de aventura.
La ciencia-ficción prometió lo que cualquiera debería valorar en su justa medida, una oportunidad de volver a imaginar. No es un error del género ni una confabulación de los escritores, para pintarnos un futuro lleno de perfeccionismo. Era una necesidad de un mundo ordenado, maduro y alcanzable que también formaba parte de esa necesidad de imaginar mundos extraños.
La perfección es aburrida. Así que espero que la ciencia-ficción seguirá vendiéndonos, grandes entelequias, gobiernos coordinados para salvarnos de alienígenas o coordinados para salvarnos de un Apocalipsis climático o construyendo naves que se comerían el PIB mundial 10 veces sin reparar en problemas más terrenales étnicos, soberanías o religiosos; una perfección idealizada e imposible; pero sobretodo nos seguirán vendiendo esperanza. Esperanza de entendimiento y comprensión de respeto entre hombres por y para la humanidad.
Pero de esa posibilidad a la realidad existe un recorrido inalcanzable; nuestra condición humana, la hace imposible, nuestra propia mezquindad y nuestro cerebro más animal.
Nuestro futuro no será ni el peor ni el mejor de todos los mundos imaginados. Seguirá siendo un futuro únicamente humano imperfecto, lascivo, corrupto, injusto, cruel pero también hermoso, altruista y lleno de sonrisas.
Disfrutémoslo; pero olvidemos ese futuro prometedor de la ciencia-ficción, por desgracia el futuro tiene tendencia a llegar deprisa e inesperadamente. Y es más extraño e irreconocible de lo que nos gustaría.
Mon [Ramon B] (24 de Diciembre del 2013 para el Sitio de Ciencia-Ficción)